domingo, 27 de abril de 2008

La paja y la viga

Esta escribiendo una introducción mucho más larga, más argumentada y contextualizada. Pero la borré porque no vale la pena. Simplemente quiero desahogarme, escupir la rabia producida por una situación que muestra la tontera de los medios de comunicación y la "clase política".

Todo el revuelo armado por el uso "inapropiado" de vehículos públicos para fines particulares me parece la vanalización más burda de la actividad política. Todas las "patadas y sancadillas" bien o mal dadas en este "medio tiempo" de la administración Bachelet, quizás podrían servir para algo. Pero, el asunto de los vehículos es un pelo de la cola.

Preocupados de la paja que se lleva el viento, mientras las vigas son carcomidas por las polillas.

La señora subsecretaria podría pasarse toda su gestión viajando en auto entre Arica y Punta Arenas, pagando todos los peajes respectivos, y no lograría gastar el equivalente de las pérdidas que ha dejado una inepta administración de los conflictos laborales en Codelco.

El gobierno podría poner buses para transportar al colegio a todos los hijos de los funcionarios de las fuerzas armadas y empleados públicos, con un costo mucho menor que las millonarias sumas que se gastan en pago de licencias de software privativo, para realizar tareas que están más que bien soportadas con aplicaciones libres y/o de fuentes abiertas.

Todos los años vemos los gastos en planes de descontaminación de la cuidad de Santiago, grandes gastos de salud para paliar enfermedades invernales que se reproducen por el asinamiento de una ciudad que poco a poco deja de respirar aire... Y van a aumentar las hectáreas asignadas para uso urbano... Quieren disminuir el uso del automóvil, pero se esmeran por todos los medios, en asegurarse que sea el único medio digno de movilización... ¿Y la regionalización cuándo?, ¡achiquen esa ciudad!

Cotidianamente vemos el mal gasto de cuantiosos recursos económicos, humanos, ambientales por la terquedad de un modelo de desarrollo insano. Vigas de oro para sostener un templo cuyo techo que no logra cubrir las necesidades básicas de sus fieles.

Los órdenes de magnitud de diferencia en el mal gasto, o mal uso, de recursos es tan grande que es una burla gastar horas de información, conversación y reflexión (hasta este mensaje es ridículo), en tratar el uso inadecuado de un auto; de seguro en el Ministerio se gasta más dinero en café y galletitas.

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